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Olvídate de tuitear y de subir selfies: Internet quiere verte comer
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Tomarle fotos a la comida y subirlas a las redes sociales fue solo el inicio. Los videos de Mukbang siempre comienzan con la comida: montones de patas de cangrejo brillantes o potes de fideos relucientes se ubican cerca de la cámara. Detrás de ellos, el creador del video asiente y sonríe al espectador, antes de inclinarse y darle un mordisco.
Ver comer a desconocidos es uno de los espectáculos más extraños de Internet, a la vez asqueroso y fascinante. Hay un formato. Algunos creadores charlan, otros ponen música alegre y aceleran su transmisión. Muchos no dicen nada, pero exageran los sonidos de masticar, romper o tragar alimentos para crear una respuesta sensorial meridiana autónoma (ASMR) en sus espectadores.
Si eso suena poco atractivo, será una sorpresa escuchar lo popular que es la tendencia. Los videos con el hashtag “whatieatinaday” se han visto más de 7.000 millones de veces en TikTok.
Twitch tiene una categoría completa llamada “Social Eating” en la que las personas se transmiten en vivo cocinando y comiendo. La tendencia es tan popular en China que el presidente Xi Jinping la ha identificado como contradictoria en la lucha del país contra el desperdicio de alimentos.
Mukbang, que proviene de Corea del Sur, simplemente se traduce como “transmisión de comida”. Pero se ha vuelto más conocido como una especie de “deporte extremo” en el que la gente ingiere grandes cantidades de comida.
Algunos videos son casi boschianos, grotescos, con salpicaduras de salsa ranch y salsa picante por toda la mesa e influencers jadeando mientras intentan terminar un bowl de fideos muy picantes o todo el menú de pizza de Domino’s.
Las acrobacias son, por supuesto, el pan y la mantequilla de Internet. ¿Por qué la comida en Internet debería ser diferente? Una mujer se ha hecho famosa en TikTok por hacer “sándwiches” con pimientos verdes crudos, queso crema y aliños para bagels.
La leyenda de la papa
En YouTube, hay cientos de videos en los que las personas intentan seguir la dieta de una supermodelo durante el día. Los influencers hacen videos que muestran cada comida y bocadillo que consumen, conscientes de que muchos de sus seguidores quieren parecerse a ellos.
La reacción a estos “diarios de vida” de alimentación son los videos que deliberadamente hacen de la monotonía una virtud. La estrella británica de TikTok Eden Harvey ha acumulado más de dos millones de seguidores con sus videos diarios de “come conmigo”, en los que se graba a sí misma teniendo una conversación unilateral mientras cena, haciendo una pausa para permitir que los espectadores respondan sus preguntas.
La comida es reconfortante, un consuelo, en su forma habitual: espaguetis a la boloñesa, sándwiches y pollo a la Kiev. La base de fans de Harvey a menudo parece estar sesgada hacia aquellos que luchan con problemas alimentarios. Su éxito es una indicación de cuántas personas, especialmente los jóvenes, tienen una relación difícil con lo que comen. Este tema ha generado preocupación en las autoridades por el impacto que puede tener en los desórdenes alimenticios.
Pero incluso si ese no es el caso, hay algo atractivo en saber lo que come otra persona todos los días. Esto no es un nuevo fenómeno. Una de las ilustraciones más vívidas de la vida en el siglo XVII proviene de la descripción que hace el cronista Samuel Pepys de sus comidas. Está la empanada de venado que “apestaba como un diablo” y la cena “bonita” que incluía pez carpa y lengua de pulpo.
Años más tarde, los diarios de guerra de la ama de casa inglesa Nella Last son memorables por sus recetas preparadas, incluida la margarina. Siempre que compro papas, pienso en la leyenda urbana de que la dieta de Jackie Kennedy Onassis consistía en solo una al día, rellena de caviar y crema agria.
Tampoco es inusual estar interesado en las minucias de la vida de otra persona. Basta ver el éxito de los videos en línea de Vogue que muestran a mujeres famosas maquillándose y las transmisiones en vivo de personas durmiendo o revisando sus tareas en silencio durante horas.
El sitio Refinery29 ha tenido éxito con sus bitácoras de dinero, en los que los lectores registran sus hábitos de gasto exactos en el transcurso de una semana. Hay una sensación de compañerismo al ver los detalles banales de la vida de otra persona, además de la oportunidad de juzgar.
Lo que ha hecho internet es permitir que más personas filmen sus rutinas diarias y carguen los resultados, compartiéndolos con una audiencia más grande que nunca.
Parte del atractivo es la curiosidad. Pero muchos de los videos también están diseñados para que el espectador se sienta como si estuviera con un amigo. Ver a alguien comer en línea parece ayudar a algunos espectadores a sentirse menos solos. Comer es una actividad social, después de todo. Quizás tenga sentido que este lado de nuestra vida social se esté moviendo en línea, junto con todo lo demás.